Categoría: Fotografía, Firmados
€35.00
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€40.00
ISBN: 978-84-17975-36-4-1
ISBN: 978-84-17975-36-4-1
Autor: Albarrán Cabrera
Copia firmada por los autores.
Encuadernación: Pasta dura
Páginas: 96
Medidas: 20,5 x 26 cm
Idioma: ESP
Año de publicación: 2020
En 1959, Joan Miró se refirió a su fascinación por la inmovilidad como expresión de la idea de infinito con estas palabras: «La inmovilidad me hace pensar en los grandes espacios en los que se producen movimientos que no se paran en un momento dado, movimientos que no tienen fin. Es, como decía Kant, la irrupción inmediata de lo infinito en lo finito. Un guijarro, que es un objeto finito e inmóvil, me sugiere no solo movimientos, sino movimientos sin fin. Eso se traduce, en mis cuadros, en unas formas semejantes a chispas que surgen del marco como de un volcán».1
Miró se sentía especialmente atraído por el espacio infinito y por cómo representar en un lienzo el movimiento interminable con la ayuda de mínimos y finitos elementos. Para lograr este objetivo, se servía de pequeños puntos o colores contrastados en cuadros saturados.
Entre 1969 y 1979 creó un conjunto de pinturas espaciales, entre las que se encuentra Oiseau dans l’espace (Pájaro en el espacio, 1976), un fondo blanco denso y rico que representa un inmenso vacío solamente interrumpido por una leve línea de puntos y dos puntos a modo de chispas.
Al contemplar este cuadro se puede ver el recorrido del vuelo de un pájaro. Miró utiliza una representación mínima del pájaro para dejar volar nuestra imaginación, despertar recuerdos y «ver» el infinito en lo finito. Siguiendo su ejemplo, algunas de nuestras imágenes de pájaros son simples puntos, sombras o metáforas que representan el concepto de un pájaro más vivamente que la propia imagen real de un ave.
En nuestro trabajo, la interpretación de las imágenes se deja en manos de los recuerdos del espectador. Cada fotografía codifica un conjunto de experiencias personales alrededor del sujeto descrito, pero el significado final dependerá de las experiencias del espectador. Al igual que Miró, la forma como creamos este espacio narrativo y esta complicidad es un proceso lento y natural: «Considero mi estudio como un huerto. Aquí tengo las alcachofas. Allí, las patatas. Hay que cortar las hojas para que crezcan los frutos. Cuando sea el momento, hay que podar. Trabajo como un jardinero… Las cosas llegan despacio… Siguen su curso natural. Crecen, maduran. Es hora de hacer injertos. Debo regar… Maduro varias cosas en mi cabeza. Así siempre trabajo en muchas cosas a la vez».2
1. Entrevista con Yvon Tallandier, en review xxe siècle, enero 1959.
2. Op. cit.