En 1945 Manuel Álvarez Bravo se gana la vida como técnico cinematográfico y hace una película experimental a partir de un guión de José Revueltas. Ha expuesto sus fotografías en París y Nueva York, donde forma parte de la colección del Museum of Modern Art. Langston Hughes ha escrito que en sus fotos «el sol es un velo silencioso que convierte las sombras en terciopelo. Las sombras son infinitamente profundas y llenas, envuelven más -y más- y más. Así como en una foto de [Alvarez] Bravo el sol nunca tiene sentido del humor, con las sombras uno jamás puede estar seguro».

Por su parte, André Breton posee algunas copias de sus imágenes, en las que encuentra nada menos que «todo lo patético mexicano»,»el corazón de México». En uno de los mejores comentarios sobre su trabajo, Fernando Leal ha señalado que Álvarez Bravo es capaz de resucitar las naturalezas muertas, juega con lo imprevisto y también con el tiempo, hace unas paradójicas instantáneas en las que «se diría que cristaliza el estado de vaguedad en el que el subconsciente se apodera de los objetos exteriores y los hace vivir una vida inmaterial y embrionaria, diluidos casi en el caudal de las ideas abstractas.

La carrera fotográfica de Álvarez Bravo cumple veinte años en 1945, tiempo más que suficiente para poder hacer una exposición retrospectiva en una sala bien acondicionada y con un catálogo cuidado, que dé fe de lo que ha hecho y dure mucho tiempo.

La Sociedad de Arte Moderno es perfecta para realizar este programa. Creada un año antes, tiene como objetivos la educación artística del público mexicano y el fomento y estímulo de la creación nacional. Es una institución privada, pero no una galería de arte, ya que carece de ánimo de lucro.

Del catálogo se encarga el artista y bibliófilo Gabriel Fernández Ledesma, que hace una maqueta bastante clásica y elegante, aunque convencional en la disposición de las fotos en las páginas impares y en blanco las pares, con márgenes generosos.

Manuel Álvarez Bravo Fotografías es un resumen del trabajo del artista un poco conservador, casi sin representación de sus fotos experimentales y abstractas. Es un catálogo canónico, en el que se presenta buena parte de las imágenes memorables en las que se sustenta el prestigio del fotógrafo. Lo que conduce a preguntarse que podía haber ocurrido con su carrera si el equipo de la Sociedad de Arte Moderno (Gamboa, Fernández Ledesma, Prieto) hubiera preferido la experimentación a la poesía, los modelos artísticos a la intuición y penetración psicológica del maestro. Igual no hubiera vuelto del cine, como sucedió a tantos otros fotógrafos de su generación.