El estridentismo, un movimiento cultural de vanguardia (c. 1921) que unió a artistas y escritores en una búsqueda de innovación artística y reforma social, se encarnó en un lugar ideal pero incompleto llamado Estridentópolis. Un siglo después, Damián Ortega (n. 1967) creó su propia Estridentópolis (2019), una «ciudad» a pequeña escala poblada por torres con cuerpos de rascacielos y cabezas de animales, junto con prendas de trabajadores incorpóreas y collages arrugados y estampados hechos de bolsas de cemento comerciales reutilizadas.
El compromiso de Ortega con el estridentismo es anterior a su propia Estridentópolis, revelando numerosos paralelismos de larga data en las prácticas artísticas y las condiciones de la creación artística en México que impactaron la construcción de ambas visiones urbanas. Además, las intersecciones históricas, visuales y conceptuales entre la Estridentópolis de Ortega y su antecedente posrevolucionario, aunque fueron concebidas con décadas de diferencia y desde perspectivas muy divergentes, generan un diálogo productivo sobre las condiciones de la modernidad mexicana.