En 1964 Zambia, abandonando el sueño de su recién conquistada independencia, inició un programa espacial para poner en la Luna al primer africano, por delante de Estados Unidos y de la Unión Soviética en la carrera espacial. Pero las Naciones Unidas declinaron su apoyo, y uno de los astronautas, una chica de 16 años, tuvo que abandonar el proyecto porque se quedó embarazada. Así fue como una heroica iniciativa se convirtió en otro exótico episodio de la historia africana, siempre envuelta en guerras, violencia, sequías y hambre.