El itinerario de Roger Grasas por los países del Golfo tiene algo de exploración decimonónica. Min Turab -que en árabe significa «de la tierra»- se propone constatar cómo se resquebraja y desgarra un paisaje y uno nuevo se impone barriendo el anterior.
Desde hace algunos años, ciertos puntos del planeta se disputan de forma obscena los mayores niveles de extravagancia, espectacularidad y despropósito medioambiental fomentado a golpe de petrodólar.
La visión que propone Roger Grasas respecto a estos nuevos centros urbanos en su desarrollo desaforado, tienen que ver con un posicionamiento ligeramente distinto: el de las afueras, el borde, la periferia o el callejón.
Todas y cada una de las imágenes de este libro, en mayor o menor medida, señalan y son el reflejo de un punto de no retorno, de una alteración que no solo aniquila ciertas vistas desde una perspectiva paisajística sino, y mucho más importante, determinados modos de vida.